1 de diciembre de 2012

La experiencia Kaurismäki

A principios de este año fui al cine a ver mi primera película de Kaurismäki que es su última: Le Havre.
Mi primer contacto con este director de nombre gafapasta se remonta a un intento de asociación cinéfila que unos cuantos compañeros pretendimos montar en la facultad allá por primero de carrera. Paula escribió un comentario en el blog sobre La chica de la caja de cerillas. Me pareció interesante, pero en aquellos tiempos yo era una primeriza estudiante universitaria cargada de prejuicios sobre modernos y gafapastas. Yo, amante del cine clásico y discípula de Hitchcock, estaba convencida de que esas películas no era para mí. Qué malos son los prejuicios.


En cualquier caso, acabada la carrera, Kaurismäki volvió a mi vida en forma de una intensa semana viendo sus películas (a saber: El hombre sin pasado, Nubes Pasajeras, Juha y Luces al atardecer), además de la citada Le Havre. Esta última es un poco distinta, las otras sin embargo tienen mucho en común. No diré más, no he venido aquí contar argumentos, solo he venido a vender (léase recomendar) el cine Kaurismäki. Ni siquiera a Kaurismäki mismo, cuya exposición mediática me recuerda a la de Bob Dylan, aunque con menor proyección; se sabe muy poco de su vida y es considerado un cineasta que se expone poco públicamente, sin embargo la realidad es que ha concedido más de cien entrevistas (en las que se ha ido inventando retazos de una vida un tanto dudosa) y además es un bocazas ("no voy a ver películas finlandesas, ¿quién iría?").

La experiencia Kaurismäki me ha hecho tener una sed insaciable de Kaurismäki; de ver las 11 películas suyas que me quedan, y de pensar y escribir sobre su cine. El único libro sobre Kaurismäki en español lo ha escrito Pilar Carrera este mismo año (esto nos puede permitir hacernos una idea de lo conocido que es el cineasta en nuestro país) y está escrito en ese lenguaje académico que tanta rabia me da (¡hola de nuevo prejuicios!), ese que tiene casi más referencias al pie y citaciones que texto propio. En cualquier caso supone una interesante semblanza y en la portada sale un perro, elemento fetiche del cine del realizador y que suele ser interpretado en su filmografía por las madres e hijas de sus perras, sucesivamente.

Para ilustrar este post, que se ha extendido más de lo esperado, quiero utilizar el cartel italiano de la película Le Havre. Nos solemos quejar de los traductores de títulos españoles, pero en este caso los italianos se llevan la palma con el spoiler:



Por último quiero agradecer a mis lectores de Taiwan: me hace mucha ilusión que me leáis desde Taipei y Taichung, así que he investigado que la lengua oficial en Taiwan es el chino tradicional y no el taiwanés y os lanzo este mensaje: 非常感謝

Sí señores, también me han leído desde Grupo Anaya
Muchas gracias por leer, comentar y difundir este post, ¡hasta la próxima!

2 comentarios:

Víctor Martín-Pozuelo dijo...

Lo mío no son prejuicios sino falta de tiempo y de verdadero pique por ver algo del Karismático amigo que nos ocupa. Skyfall ha revivido el gusanillo de preguntarnos por la identidad (de los personajes y la nuestra propia) y llevo 2 semanas bondianas que no puede ser.

A ver si escribes algo más de Kauri y me empujas!

Ana-Cronista dijo...

Pensé que "empujaba" suficiente con este post, pero ahora veo que no! me pongo a ello!

Un beso!