10 de diciembre de 2010

Las películas de la semana I

Empiezo esta serie con una semana idílica cinematográficamente hablando. Una semana internacional (dos españolas y una coproducción mexicano-española, una china en VOS y dos americanas), con un preestreno (Todas las canciones hablan de mí) y una película en taquilla (Biutiful). No todas las semanas veo tantas películas (aunque me gustaría) ni llego a los extremos del ya penúltimo libro de Paul Auster.
Son pequeños comentarios de aspectos sobre los que he reflexionado después de verlas o elementos de ellas que me han llamado la atención, minúsculas críticas (supongo que en mayor medida favorables) y desde luego, mucho de opinión personal.
Se admiten quejas y reclamaciones.



El Verdugo (Luis García Berlanga, 1963)

Técnicamente destaca la composición en profundidad de las escenas, en las que operan con igual atención el primero, segundo y tercer plano. Esta composición en profundidad potencia los travellings y los planos secuencia; la cámara se mueve por el escenario pasando de una acción a otra en la misma escena. En ocasiones la cámara se aleja en un plano picado que deja a los personajes abandonados, pequeños y a su suerte, en otras se acerca a ellos para adentrarse en sus sentimientos.
La escena final hace referencia al contraste entre el creciente aperturismo de los años 60 (turistas divirtiéndose, ajenos) y un país en dictadura donde aún se aplica la pena de muerte.
Todo ello acompañado de un guión ingenioso y sin fisuras, y una interpretación magistral de Pepe Isbert y compañía. Una obra maestra.

Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980)

Planteada con un estilo documental, narra la historia de Jake La Motta basándose en un libro escrito por el propio boxeador. En blanco y negro y con forma de enorme flashback, utiliza las fechas de los combates y los adversarios para representar la sucesión del tiempo, intercalándolas con videos familiares.
El montaje incorpora la cámara subjetiva en los combates; la cámara sustituye los ojos de los boxeadores mostrándonos techos girando tambaleantes e imágenes borrosas.
Scorsese no escatima en los detalles sangrientos ni en la agresividad de los combates.
La historia es decadente: del éxito al fracaso en pocos años; del ring a la cárcel, de la familia a la soledad. No habla de héroes ni de campeones del mundo, sino de flaquezas y debilidades humanas.

Appaloosa (Ed Harris, 2008)

Un Western, qué dilema. Un género sin duda difícil. Difícil superar películas clásicas (y perfectas) como El hombre que mató a Liberty Valance o La Diligencia. Adaptarse o morir: y aquí aparece Clint Eastwood con Sin Perdón. Las comparaciones son odiosas, pero Appaloosa no es ni siquiera un western crepuscular, sino que sus añosos protagonistas (lo siento, Viggo), disparan con la misma puntería y cabalgan con el mismo brío que si tuvieran veinte años. Homenaje quizás a la mencionada Sin Perdón o a La leyenda de la ciudad sin nombre por aquello de los dos hombres y una mujer. Pero en definitiva plana y sin ritmo, con personajes vacíos y un guión poco contundente.

In the mood for love (Won Kar Wai, 2000)

Mientras uno sepa a lo que se enfrenta, Won Kar Wai no decepciona. Todo un ejercicio de poesía visual: vestuario y ambientación impecables, escenas que trasmiten elegancia y belleza.
Los planos están compuestos con originalidad y sin convencionalismos: desenfocando el plano de acción principal, cortando partes esenciales de la figura, omitiendo el rostro de determinados personajes… En el montaje utiliza sucesiones poco habituales y tiende a los fundidos en negro. Aporta mucho valor a determinados objetos, a los que dota de un significado que el espectador asociará a un concepto a lo largo de la película.

Biutiful (Alejandro González Iñárritu, 2010)

Qué decir, que dilema. Uno sale del cine con una mezcla de sentimientos difusos, sin saber muy bien cual prepondera. Empecemos por lo fácil: Javier Bardem, espléndido. Resultan tan sumamente creíble que una incrédula sale creyendo en el más allá y en el diálogo con los muertos. De verdad, maravilloso.
La historia habla de dolor y tristeza, con un lugar anecdótico para la esperanza, pero recreándose en el horror humano de la actualidad: inmigración ilegal, tráfico de trabajadores, explotación infantil… Retrata tres estratos de los desamparados, los marginados sociales que buscan un hueco para subsistir en el abuso de los que están en un nivel todavía más bajo.
Está muy conseguida la ambientación en la ciudad de Barcelona, que bien podría ser cualquier ciudad europea; la selección de cada calle y cada rincón, reconocible en la propia Barcelona, pero extrapolable a cualquier otro barrio y ciudad que conozcamos.
Si hay algo que no me gusta es el formato circular del montaje: empieza por el final para volver al pasado y cerrar de nuevo con el final, pero a mi juicio repite demasiado fragmento del flashback, supongo que para que nos dé tiempo a captar el quién es quién (pero como no ha pasado tanto tiempo real, se capta perfectamente).

Todas las canciones hablan de mí (Jonás Trueba, 2010)

Comedia romántica facilona y poco profunda, que deja más aún que desear por el hecho de ser la ópera prima del hijo de Fernando Trueba, cuya ópera prima (Ópera Prima, 1980) fue deliciosa. Las comparaciones son odiosas, y los prejuicios también, pero Jonás podía haber decidido ponerse el verdadero primer apellido de su padre, Rodríguez, y entonces podría fácilmente habernos demostrado que si está donde está ahora es por méritos propios (se me está ocurriendo una entrada sobre padres e hijos…). Volviendo a la película, poco que decir: técnicamente sencilla y guiones graciosos sustentados en una muy buena interpretación de los actores (excepto Miriam Giovanelli, ¡qué decepción!, nunca la había visto actuar; con lo guapa que es y la voz tan horrible que tiene…). Por último un punto negativo por la Voz en Off (supongo que esto es lo que los críticos del país le ven de parecido con Woody Allen, pero qué diferencia…) que está fuera de lugar, y que si no me equivoco tiene la misma voz que el actor, así que uno espera de ella algo, es decir, que tenga un significado diegético.

5 comentarios:

Guybrush dijo...

Reclamación (fácil y entendiblemente desestimable): menos técnica, más emociones.

Ana-Cronista dijo...

gracias, se tendrá en cuenta (es deformación profesional...)

Otra sugerencia podría ser limitar el uso del "que dilema", no? ;)

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel

Ana-Cronista dijo...

Merci Daniel :)

Anónimo dijo...

Hola Hada:
muy buenas tus críticas, que son verdaderamente críticas. Me sorprende que no hayas dicho nada de la música de la película de WonKarWai, que tanto llama la atención y que parece fundamental en la ¿trama? ;)