3 de marzo de 2011

El cielo de Cimino



Hace tiempo que quería dedicarle un post a Cimino. Para mí fue hasta el año pasado un director injustamente desconocido. En un ciclo de la facultad se proyectó “La puerta del cielo” (Heaven’s gate, 1980) y a raíz de eso ví “El Cazador” (The Deer Hunter, 1978), que es hoy una de mis películas preferidas. Durante el cineforum se comentó el fracaso que supuso esta película tanto para el público como para la productora, y cómo afectó a la posterior carrera de Cimino. Después de ver la película no podía comprender como una obra maestra como la que acababa de contemplar había podido suponer un fracaso. Con las cifras se puede intuir una parte del asunto: la película tuvo un presupuesto de 40 millones de dólares, de los que tan solo recaudó 3 millones en Estados Unidos. Provocó la quiebra de la compañía United Artists, que fue comprada al año siguiente por MGM. La productora había decidido apostar por Cimino debido a su creciente éxito a raíz de la oscarizada “El Cazador”, que lo convirtió en una de las promesas del Hollywood del momento. Sin embargo, su personal concepción del cine lo llevó a crear una película que duraba más de cinco horas (que hubo de ser cortada radicalmente tras su preestreno) y a enfrentarse a la incomprensión del público y la crítica.

La puerta del cielo es un peculiar western ambientado en la etapa final de la conquista del oeste, en el marco del enfrentamiento entre campesinos y ganaderos, latente desde su llegada a “tierra de nadie”. La película está dividida en tres episodios. Cada uno de ellos contiene una escena de estructura circular, que constituye uno de los elementos más interesantes e innovadores de la película. Estas tres escenas, dos de baile y una de batalla, han sido fabricadas al detalle en su composición de círculos que giran sobre sí mismos y alrededor de un centro, consiguiendo una brillante armonía, que las hace redondas en todos los sentidos.

El baile sobre patines que tiene lugar en el local que da título a la película, protagoniza una de las escenas más maravillosas que he visto nunca. Acompañados de una música popular, virtuosamente interpretada por un joven violinista, y una atmósfera terrosa y polvorienta que nos transporta directamente al Wyoming del siglo XIX, el pueblo entero baila, olvidando por un momento sus preocupaciones.

Contemplen está espléndida escena, y díganme si no les entran ganas de subirse a unos patines y dar vueltas y vueltas con Isabelle Huppert y Kris Kristofferson.

2 comentarios:

Piru dijo...

Es una de las mayores paradojas del cine que una película considerada de culto años después, supusiese la caída de una fuerte productora de cine. Les hundió y gafó a Cimino.
La verdad que El cazador fue una vuelta de tuerca a Vietnam difícilmente superable (hasta ahora no se ha producido), mucho más realista ese desvarío en los soldados y veteranos de guerra que el mostrado, por ejemplo, por Apocalypse Now (un poquito excesivo).
Es uno de esos incomprendidos de Hollywood.

: )

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Piru, El Cazador no ha sido superada, a pesar del bombo que se le da a la sobrevalorada Apocalypse. Sin embargo Cimino debería haber sido más "listo" dado el crédito que le proporcionó ante los productores y ceñirse un poco más en su siguiente peli a las exigencias del mercado (hasta el más "artista" sabe que una película de 5 horas es inviable), sin renunciar a su peculiar visión del cine.
Pero disfrutémosla y ¡bailemos!
un saludo